La creatividad, y por tanto la innovación, tal y como exponíamos ayer, tienen enemigos culturales en nuestra sociedad. La forma de educar, el entorno, etc. deberían cambiar para pasar de tener un sistema basado en la búsqueda de la perfección y el aprendizaje de dogmas preestablecidos a uno basado en el cambio, la tolerancia al error y el pensamiento creativo. Pero personalmente también cada uno de nosotros tenemos que realizar pequeños esfuerzos para favorecer que los flujos de información que existen dentro de nosotros de forma natural se fortalezcan y podamos sacar provecho de ellos. Estamos hablando del papel que las emociones juegan en nuestro pensamiento racional.
Ser racional es algo que nos diferencia del resto de los animales, pero si queremos explorar nuestra faceta creativa no deberíamos basarnos solo en este hecho diferencial. Hoy hablaremos de la manera en cómo las emociones se integran en nuestro proceso de pensamiento racional. Con esto veremos que, aunque nos consideremos seres puramente racionales, esto no es del todo cierto.
No solamente los factores externos culturales atenúan la creatividad del ser humano, además, internamente, y de forma consciente, primamos nuestro lado racional y analítico frente al intuitivo y creativo. La pregunta es clara: ¿Cuál es el papel de las emociones en el proceso racional?. Mucho se ha hablado de esta cuestión a lo largo de los siglos, racionalidad frente a irracionalidad. En occidente el claro vencedor ha sido el pensamiento racional. Respecto a este tema de la influencia de las emociones en el pensamiento racional, leí hace un tiempo un libro muy interesante de Antonio Damasio, celebre neurólogo Portugués, llamado "El error de Descartes". La conclusión a la que se llega reafirma la tesis que estamos exponiendo, esto es, que cerebro y cuerpo forman una unidad indisoluble y que las emociones tienen un papel determinante en nuestra forma de pensar.
Cuando pensamos de forma análitica y tomamos decisiones basadas en datos, creemos que solamente estamos teniendo en cuenta aspectos racionales y objetivos de la realidad. Pero este acto de pensar y de elegir, no se pueden entender solo como un acto puramente racional y analítico. Todos hemos tenido experiencias ante las cuales hemos sentido que hacíamos lo correcto y notábamos como físicamente nos sentíamos bien. Igualmente que cuando hemos tomado decisiones con las que no nos sentíamos bien sentíamos sudoración, aumento de las pulsaciones, etc. De lo anterior podemos suponer que el pensamiento racional sobre la situación concreta es anterior al hecho físico que sentimos, pero esto se está empezando a demostrar que no es así. El cuerpo tiene memoria de situaciones y es capaz de transmitir al cerebro, antes de que la parte racional actúe, las señales adecuadas para que este estado físico influya en las mismas. A veces tomamos decisiones más con el corazón que con la cabeza y esto es muy cierto.
Por lo tanto en el acto de toma de decisiones, aunque nos parezca lo contrario, tenemos en cuenta parámetros que no tienen que ver con el pensamiento racional. Lo que pasa es que muchas veces se atenúan por el hecho de que queremos hacer prevalecer a la parte racional frente a la que no podemos explicar. Para cualquier acto creativo necesitamos explorar más este lado emocional e irracional que el racional, por lo tanto podríamos preguntarnos ¿por qué no escuchamos más a nuestro cuerpo, a nuestras emociones, cuando estamos en un proceso creativo o de resolución de problemas? Quizá el escucharlo nos de las claves que hemos estado esperando durante mucho tiempo y que por el lado racional no hemos podido resolver. Cuando aplicamos criterios puramente racionales al proceso creativo, terminamos llegando a las mismas conclusiones una vez tras otra. Sin embargo si hacemos caso a las emociones que nos despierta la misma situación, quizá podamos llegar a producir soluciones a los problemas que hasta ahora no se habían planteado. Si estamos solucionando un problema en el trabajo, con los criterios de la razón solo pensaremos en cosas de trabajo y por lo tanto las soluciones estarán basadas en lo mismo de siempre. Sin embargo si dejamos que las emociones fluyan, podremos tener en cuenta a la hora de solucionar el problema tanto factores del ámbito laboral como externos, ya que las señales del cuerpo no distinguen entre entorno laboral y privado.
En definitiva, tener en cuenta las emociones y potenciarlas en el acto creativo puede ser la puerta para poder ser más eficientes en este tipo de entornos en los que son necesarias soluciones distintas a las ya establecidas.
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domingo, 18 de julio de 2010
El papel de las emociones en el proceso creativo
Etiquetas:
creatividad,
cultura innovación,
emociones,
racionalidad
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Ya lo dijo Einstein: "no se puede resolver un problema usando la misma lógica que lo creó" Para nuevas ideas hace falta apartarse de la lógica.
ResponderEliminarDe todas maneras las ideas emergen de procesos iracionales. Me pareció muy interesante sobre este proceso http://www.rtve.es/mediateca/videos/20100321/redes-21-03-10-experto-sabio-inconsciente/725259.shtml?s1=programas&s2=ciencia-y-tecnologia&s3=redes&s4= y algún video más de Punset.
También el video de TED que muestras en http://bitacora-tech.blogspot.com/2010/07/receta-para-saltar-el-abismo-de-la.html
Gracias por el comentario Carlos. Efectivamente tenemos que dejar que nuestra parte menos racional intervenga en este proceso de generación de ideas creativas. Es algo fundamental si queremos ser realmente creativos y apartarnos de soluciones proporcionadas por la lógica.
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