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Ni que decir tiene que esto tiene muchas derivadas desde el punto de vista organizacional, es necesaria una mayor libertad personal dentro de las organizaciones para que se pueda impulsar la creatividad, una adecuada aptitud ante el cambio y también es importante el establecimiento de una mayor confianza entre las dos partes que conforman la relación: empresa y empleado.
En definitiva estamos ante una época de cambio imparable, las empresas en las que el empleado sea simplemente una pieza de un tablero de ajedrez tenderán a desaparecer, los empleados que solamente hagan su trabajo para cobrar a fin de mes y no aporten también desaparecerán. Los tiempos cambian y las reglas de juego también. La buena noticia es que en este cambio las personas salen beneficiadas, todas y cada una de las personas en una organización son piezas fundamentales del engranaje que puede generar en un momento determinado algo que haga a la empresa triunfar en su sector. Demos la bienvenida a la era de la innovación y del 2.0.
Totalmente de acuerdo. Por eso es un grave error basar la competitividad en costes salariales lineales y no en la aportación de los trabajadores hacia la innovación, verdadera clave para la competitividad europea.
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