"Innovación", esta es la palabra que todo el mundo utiliza a modo de santo grial, se supone que va a hacer a las empresas vender más, a los países salir de la crisis, a las personas ganar dinero, y podríamos seguir.. Pero ¿qué es realmente algo innovador y cómo se produce la innovación?, ¿qué se esconde realmente bajo esta palabra?.
Podríamos recurrir al diccionario de la Real Academia Española y nos diría: "es la creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado". Efectivamente la innovación consiste en crear o modificar un producto para poder venderlo posteriormente, y se entiende, que tenga éxito en el mercado.
Pero crear productos no es algo que una empresa pueda hacer de la noche al día y por inspiración divina sin tener que invertir en ello talento, tiempo y consecuentemente dinero. Hay que conocer el mercado en el que se quiere introducir el producto, preocuparse por investigar las posibles mejoras a introducir en los productos existentes o en productos nuevos que puedan llegar a tener posibilidades de éxito, etc. Y esto requiere, como ya hemos comentado, talento, tiempo y dinero, algo de lo que las empresas no andan sobrados y más en estos tiempos que corren.
Pero.. ¿Cuál es la alternativa a este modelo en el que las empresas mejoran o producen nuevos productos de forma aislada del resto? sin dudarlo ni un instante la respuesta está en el paradigma de la innovación abierta. La innovación abierta parte de la premisa de que tiene que existir un ecosistema de innovación en el que innova no se encuentra solo y saca sus productos al mercado sin colaborar con nadie. En la innovación abierta las ideas de innovación salen y entran de las empresas y centros de investigación, se acaba con la forma de trabajo en la que las empresas están cerradas al exterior, con los laboratorios aislados del mundo, y se propicia el trabajo en un ecosistema en el que cada uno proporciona una parte del puzzle que al final será llevado al mercado para beneficio de todos los agentes. Lo que no vale en un mercado a lo mejor puede ser algo rompedor en otro, lo que solo no tiene razón de ser, mezclado con otra cosa puede suponer una ventaja significativa respecto a otros productos.
Para que podamos tener éxito a la hora de producir innovación, tenemos que generar un ecosistema que tenga claras las reglas de juego y que permita a los agentes pensar en la misma dirección. Las Universidades, las empresas, los centros de investigación privados o públicos, todos ellos tienen que comunicarse, compartir y colaborar para que al final se genere este ecosistema que terminará redundando en el beneficio de todos.
Este es el verdadero éxito de sitios como Silicon Valley. Allí, las ideas se mueven, entran y salen de las empresas y universidades, se mezclan con otras y de la mezcla surgen otras nuevas, este caldo de cultivo es el que permite que surjan empresas con un potencial de innovación tan grande que al final pueden terminar compitiendo con los grandes gigantes del sector.
Y esto es lo que hace falta en Europa y en España. Tenemos una muy buena base, Universidades que producen investigación de calidad, empresas que llegan al mercado, gente con iniciativa y ganas de hacer cosas. Lo que falta es promover y crear ese ecosistema abierto en el que se propicie la colaboración y que permita a todas las partes y a todos salir ganando.
Como referencias sobre innovación abierta el libro fundamental es el de Henry Chesbrough, "Open Innovation", traducido al castellano como "Innovación abierta".
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